Sistemas, tempos e espacos: o Lab-Mundi em dez anos de fazer historiográfico

234 La experiencia de los imperios portugués, británico y francés en el Virreinato de la Nueva Granada y la Capitanía General de Venezuela, 1807-1810 les permitiría ejercer un mayor control de las rutas marítimas; sin embargo, ante eso los franceses comenzaron a afianzar el control de la parte continental de Europa y buscaban bloquear la entrada de los británicos. Estos acabarían por establecer una alianza con los portugueses que, aunque trataron de mantener neutralidad, no tuvieron otra elección ante las amenazas de la alianza franco-española, la cual, en el Tratado de Fontainebleau, firmado en octubre de 1807, acordaba repartirse los dominios controlados por los portugueses.8 En ese mismo año, las informaciones que circulaban en el Virreinato de la Nueva Granada y la Capitanía de Venezuela, así como en las demás colonias españolas, sobre la Francia Napoleónica eran positivas, es decir, se publicaban noticias de admiración y respeto, mientras que el Imperio británico era presentado en términos de hostilidad, aversión, recelos y desconfianza. Eso justificado por los constantes ataques que realizaban a los barcos y territorios españoles, como lo que estaba ocurriendo en el Río de la Plata.9 La alianza franco-española comenzaría a ser revista, pues se abrían amplias grietas, ya que los problemas internos que enfrentaba el rey de España, Carlos IV, con la rebelión de su hijo Fernando, serían aprovechados por Napoleón para capturar la familia real española y obligarla a abdicar en su favor en mayo de 1808, y de paso concretar la invasión de toda la Península Ibérica. Sin embargo, eso generó diversos levantamientos populares en la Península, lo que dificultó el control de las fuerzas francesas, las cuales tenían abierto varios frentes de guerra en Europa.10 Esos eventos son parte de cambios acelerados y de difícil pronóstico, lo que, si bien ya había una alerta con las revoluciones francesa y estadunidense, no se proyectaba, por los actores del momento, una crisis generalizada de los imperios ibéricos al punto de su disolución o fragmentación. No obstante, las rebeliones contra los gobiernos coloniales a finales del siglo XVIII ya daban importantes advertencias a los gobiernos peninsulares.11 de lo que más adelante comenzaría a concretizarse con la invasión de los franceses. 8 PIMENTA, João Paulo. La independencia de Brasil y la experiencia hispanoamericana (1808-1822). Santiago de Chile: Dibam, 2017. p. 38. 9 Véase El Redactor Americano, números 1 y 2, 1806 y 1807; El Alternativo del Redactor Americano,1807. Periódicos publicados en Santafé, capital del Virreinato de la Nueva Granada, que abordaban temas filosóficos y políticos, y se complementaba con la republicación de noticias del imperio español y de Europa. Ya sobre la historiografía al respecto es amplia, véase: GUTIERREZ, Daniel. Un nuevo reino: Geografía política, pactismo y diplomacia durante el interregno en la Nueva Granada (1808-1816). Bogotá: Universidad Externado, 2010; PIMENTA, op. cit., 2017a. 10 MIKABERIDZE, A. Las guerras napoleónicas. Una historia global. Madrid: Desperta Ferro, 2022. Véase capítulos 11-13. 11 CÁRDENAS, Pablo. El movimiento comunal de 1871 en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá: Kelly, 1960. 2 t.; PHELAN, John. El pueblo y el rey: la revolución comunera en Colombia. 1781. Bogotá: Universidad del Rosario, 2009; GARCÍA, Héctor. Documentos relativos a la revolución de Gual y España. Precedidos de un estudio histórico-crítico. Caracas: IPGH, 1949; JANCSÓ, István. Na Bahia contra o Império: história do ensaio de sedição de 1798. São Paulo: Hucitec, 1996; MAXWELL,

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