Sistemas, tempos e espacos: o Lab-Mundi em dez anos de fazer historiográfico

238 La experiencia de los imperios portugués, británico y francés en el Virreinato de la Nueva Granada y la Capitanía General de Venezuela, 1807-1810 Redactor Americano, se afirmaba que “Portugal ha ejecutado los mismos que la España, y en solo Yelbes rindieron las armas seis mil franceses”. También se informaba que la Junta Suprema de Cádiz había enviado dos comisionados, que ya estaban en Cartagena, con sus respectivas credenciales, manifiestos de la nación y otros documentos.25 A medida que se confirmaba la invasión francesa de España tanto en la Nueva Granada como en Venezuela se pasaba a criticar más ásperamente al emperador Napoleón y a la nación francesa por medio de la imprenta, oficios y cartas. En general, los franceses y Napoleón eran descritos como los más grandes seductores y traicioneros del mundo: “Si alguno quisiere imponerse por menor en todos los puntos indicados aquí, no tiene más que hacer sino abrir sus Anales, y entonces acabará de conocer: cuál es la Nación que ha engañado más al mundo”.26 Mientras que los británicos ahora eran vistos como aliados de la lucha contra el enemigo francés. En octubre se publica en el Alternativo del Redactor Americano la Proclamación de la Paz con España, que fue establecida por la monarquía británica el 4 de julio: “Su Majestad [Británica] ve, con el mayor gusto e interés, el leal y determinado espíritu que manifiesta la nación española, en resistir la violencia y perfidia, con que sus más sagrados derechos se hallan amenazados”. Siendo así, dicha nación, “no puede ya considerarse la enemiga de la Gran Bretaña, sino que es reconocida por S. M. como su íntima amiga y aliada”.27 Estos cambios acelerados, producidos, en parte, por las guerras entre los imperios europeos, abrían a la Gran Bretaña la posibilidad de establecer relaciones comerciales ventajosas con las colonias españolas en América, que, de cierta manera, compensaba las pérdidas ocasionadas por el bloqueo que los franceses le impusieron en la Europa continental, además neutralizaba las rutas comerciales de Francia, España y demás potencias28 en el mundo iberoamericano. Los británicos, aunque tenían amplia ventaja marítima, no conseguían derrotar a los franceses en la parte continental y, por ello, buscaban aliados para enfrentar a las tropas francesas, de ahí que la nueva alianza con los españoles los beneficiaba porque contaban con más tropas, recursos económicos y el apoyo de buena parte de la población en la guerra. Asimismo, los cambios acelerados abrían brechas amplias entre los “espacios de experiencias” y los “horizontes de expectativas” entre los actores sociales, políticos, económicos y culturales de los imperios británico, francés, español y portugués. Como señala Koselleck, “no se puede concebir una re25 El Redactor Americano, n.º43, 1808. 26 El Alternativo del Redactor Americano, 22, 1808. 27 Ibid. 28 ARRIGHI, op. cit.

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